Adolescencia in perpetum

Vivimos en una sociedad desastrosa, esta es en gran parte mi visión. Creo que además de no les darle a los adolescentes las herramientas suficientes, les ponemos expectativas muy altas del cambio y a la misma vez les hacemos responsables de la situación, de su acción o de su no acción. Les condicionamos y les pintamos un futuro negro sin expectativas, lleno de nuestros miedos y nuestros anhelos.

Viva la adolescencia, porque tiene esa energía de sueño, de posibilidad, de ganas. Me he negado siempre a creer que las cosas eran las que eran, que no podían cambiarse, que era lo que tocaba, que era gris y punto. No quiero ser adulto para conformarme, no quiero ser adulto para acomodarme, no quiero será adulto para llenarme de miedos. No quiero ser adulto si voy a creer que solo yo sabia las cosas y solo yo sabia lo que había que hacer y como había hacerlo. No quiero ser adulto si no me responsabilizo de lo que hago y de lo que no hago, no quiero ser adulto para mirar a otro lado.

Hace que la ley adulta, más que obedecida, sea constantemente cuestionada, revisada y, en muchos casos, vilipendiada con sornas y burlas. El límite moral ya no se obedece, sino que se
busca “entre todos”, se consensúa, ya que el lugar del adulto no merece, en muchos casos, ni confianza ni respeto.>> (Narodowski)

Como sociedad estamos machacando contínuamente la idea a nuestros adolescentes que tienen que ser algo,  de que tienen que hacerse un futuro,  de que lo que vale, se tiene que poder comprar. De que lo que no se traduce en dinero, no vale. Y eso para mi es cortar profundamente la creatividad, y eliminar una concepción humanista por una mercantilista.

Por suerte, los adolescentes siempre han sido muy hábiles y del rechazo, han creado movimientos como el punk, el grunge y ahora el trap.

Hablando de los adolescentes, pero deberíamos mirarnos mejor y por dentro a nosotras mismas. ¿Que creativas estamos siendo.? ¿Es posible vivir sin creatividad? ¿Esta sana una sociedad no creativa?

La aportaciones me han hecho reflexionar sobre la heroína. Suficiente información hace que los riesgos se minimicen. En los barrios de Adigsa (Requena Hidalgo, 2003) que se construyeron alrededor de la ciudad de Barcelona, Bellvitge, Hospitalet, Pomar, la Mina, etc. En los años 70 murió toda una generación de la heroína. Recuerdo ver de niña en los parques jeringuillas. Recuero ir a bastantes entierros de amigos y conocidos de mi padre, del fútbol, del barrio y que mi padre me llevaba a los entierros. Recuerdo que mi abuela formó un grupo de Mujeres, las Dones de Pomar para ayudar entre otras cosas a la violencia doméstica, violencia de género y a las madres que perdían a estos jóvenes. Recuerdo que mi abuelo hizo un club de fútbol para sacar a los jóvenes de la droga. Eso hizo que las generaciones posteriores, la heroína no la probásemos. Otras cosas si, pero de la heroína teníamos suficiente información. Ahora existe una generación jóvenes de migrantes africanos, que no tienen esa información, que no tienen la heroína en su cultura y que són los que quedan atrapados por las mafias de la heroína en Barcelona

Lo mismo sucede con el sexo. Los adolescentes disponen de mejor información ahora. No creo que el adolescente quiera correr riesgos innecesarios, porque eso tampoco está bien visto por otros adolescentes.

Mariano Narodowski. No es fácil ser adulto. Asimetrías y equivalencias en las nuevas infancias y adolescencias. Revista Educación y Pedagogía, vol. 23, núm. 60, mayo-agosto, 2011

Jesús Requena Hidalgo. La peor casa en el peor barrio.Revista electrónica de geografía y ciencias sociales. Universidad de Barcelona. ISSN: 1138-9788. Depósito Legal: B. 21.741-98 Vol. VII, núm. 146(058), 1 de agosto de 2003