la verdad

si desde siempre nos quemaron en la hoguera,
por su incapacidad de comprendernos,
y el peligro de nuestra diferencia,
por una vez,
ni que sea solo una,
guardaré alguna carta,
entre mis manos,
porque carta que llega de ese modo,
no supone nunca,
un peligro hacia los otros,
sino hacía tí mismo,
y es que no es el poder de la verdad,
lo que pasa de mano en mano
sino el poder de la ignorancia,
la verdad no tiene un dueño que la posea,
son tantas verdades como realidades se suceden simultáneas,
pero solo una verdad,
es propia de cada realidad,
y erran tanto,
unos únicos ojos quien pudieran contarla,
como la suma de todos los ojos que completaran sus partes,
porque cuando la verdad se muestra como tal,
no necesita de ojos ni partes,
solo puede convertirse en algo que no es,
aquel que no se cuestiona su fé,
por eso,
cuando vuelvan a la carga,
a llevarse nuestro mundo,
de un día para otro,
como siempre acontece,
comidos por el miedo,
o por el ego,
pese a mi siguiente muerte,
defenderé lo que siento,
porque esto es,
si más no,
la única libertad,
que me queda.